Se ordenó sacerdote en 1972, ejerciendo desde entonces como sacerdote en diferentes parroquias de Vallecas. Siguiendo la estela del padre Llanos, se convirtió en un cura obrero protegido por obispos progresistas como Alberto Iniesta y por cardenales como Tarancón. Durante estos años Enrique de Castro ha sido un referente en la lucha contra la marginación y la injusticia siempre con un claro objetivo: dignificar a las personas con las que ha tratado.
Enrique es miembro de la Coordinadora de Barrios de Madrid, ha sido impulsor de Traperos de Emaús y de "Madres contra la droga" y colabora en la "Escuela sobre marginación" de Madrid. Actualmente Enrique de Castro sigue trabajando con jóvenes de la calle y con amplios grupos de marginados en la parroquia del Pozo del Tío Raimundo en el barrio de Entrevías. Enrique de Castro es uno de los "indispensables" de la lucha social en la región de Madrid.
Son ya más de treinta años los que lleva trabajando con los más desfavorecidos, los jóvenes con problemas de drogadicción, de lucha contra la exclusión social, en defensa de los vecinos del madrileño barrio de Vallecas y de los derechos de los inmigrantes. Compartiendo siempre su casa con los más marginados. Adolescentes de la calle, inmigrantes, enfermos terminales ex presidiarios etc.
La clave de la labor de Castro reside en que, partiendo de la observación de
la existencia de seres humanos que sobreviven sin poseer la más mínima protección social, sin tener ni si quiera las mínimas necesidades materiales cubiertas y estando envueltos en espeluznantes situaciones familiares, encontró la clave de las enseñanzas evangélicas: la dedicación del ser humano a la ayuda de los más desfavorecidos.
"La convivencia con los chavales, afirma la pedagoga María Martín González,
supuso para Enrique el descubrimiento de una nueva forma de vivir, de pensar y de actuar.
Estos muchachos, caracterizados por las graves carencias económicas, socioeducativas y afectivas pasaron a ser el eje central de la vida del cura.
Los jóvenes por los que Enrique entrega la vida han sido privados desde la
infancia del amor y el cariño familiar por lo que, durante la adolescencia se agrupan y protegen entre ellos con objeto de conseguir cierto sentimiento de seguridad, viviendo únicamente el momento presente, tomando la calle como lugar de encuentro y la violencia como instrumento de defensa y de obtención de poder.
La solución para ellos es, según Enrique, proporcionarles el amor, de manera
incondicional, del que nunca han gozado. Por medio de ese amor se consigue
que crean en ellos mismos y recuperen la fuerza y la autoestima necesaria para luchar por sus derechos, siempre con paciencia, confianza y apoyo, pero sin olvidar que, para que sea duradera la estabilidad de los muchachos es necesario que posean un empleo que les permita obtener una autonomía".
LIBROS PUBLICADOS
¿HAY QUE COLGARLOS?, 'DIOS ES ATEO' Y 'LA FE Y LA ESTAFA' (Ediciones Quilombo).
Las tres publicaciones nacen de las vivencias acaecidas desde que abrió la parroquia a chavales de la calle. En los años 80 llamaron a su puerta, pidiendo ayuda, jóvenes que habían caído en la trampa de la heroína.
PREMIOS
Pere Casaldaliga 2.007
Solidariedade Nacional.
ETNOSUR 2.007 (Compartido)
ALANDAR (Compartido)
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