martes, octubre 20

ENRIQUE DE CASTRO, PINCELADAS DE UN INCONFORMISTA

El sacerdote Enrique de Castro López-Cortijo (Madrid, 1943) es licenciado en Filosofía y Teología. Fue profesor de bachillerato desde los 22 hasta los 29 años, edad en la que se fue a vivir al popular barrio de Vallecas en Madrid, ejerciendo como cura de la parroquia. Desde entonces, trabajó de taxista y pintor (de brocha) vinculado al movimiento de curas obreros al término de la dictadura y comienzos de la transición , lleva 37 años ejerciendo su labor pastoral, actualmente en la de la parroquia de Entrevías. Vive en el Pozo del Tío Raimundo, en una coqueta casa no muy lejos de La Celsa, junto un grupo de chavales que ha recogido prácticamente de la calle.

Se ordenó sacerdote en 1972, ejerciendo desde entonces como sacerdote en diferentes parroquias de Vallecas. Siguiendo la estela del padre Llanos, se convirtió en un cura obrero protegido por obispos progresistas como Alberto Iniesta y por cardenales como Tarancón. Durante estos años Enrique de Castro ha sido un referente en la lucha contra la marginación y la injusticia siempre con un claro objetivo: dignificar a las personas con las que ha tratado.
Enrique es miembro de la Coordinadora de Barrios de Madrid, ha sido impulsor de Traperos de Emaús y de "Madres contra la droga" y colabora en la "Escuela sobre marginación" de Madrid. Actualmente Enrique de Castro sigue trabajando con jóvenes de la calle y con amplios grupos de marginados en la parroquia del Pozo del Tío Raimundo en el barrio de Entrevías. Enrique de Castro es uno de los "indispensables" de la lucha social en la región de Madrid.
Son ya más de treinta años los que lleva trabajando con los más desfavorecidos, los jóvenes con problemas de drogadicción, de lucha contra la exclusión social, en defensa de los vecinos del madrileño barrio de Vallecas y de los derechos de los inmigrantes. Compartiendo siempre su casa con los más marginados. Adolescentes de la calle, inmigrantes, enfermos terminales ex presidiarios etc.

La clave de la labor de Castro reside en que, partiendo de la observación de
la existencia de seres humanos que sobreviven sin poseer la más mínima protección social, sin tener ni si quiera las mínimas necesidades materiales cubiertas y estando envueltos en espeluznantes situaciones familiares, encontró la clave de las enseñanzas evangélicas: la dedicación del ser humano a la ayuda de los más desfavorecidos.
"La convivencia con los chavales, afirma la pedagoga María Martín González,
supuso para Enrique el descubrimiento de una nueva forma de vivir, de pensar y de actuar.
Estos muchachos, caracterizados por las graves carencias económicas, socioeducativas y afectivas pasaron a ser el eje central de la vida del cura.
Los jóvenes por los que Enrique entrega la vida han sido privados desde la
infancia del amor y el cariño familiar por lo que, durante la adolescencia se agrupan y protegen entre ellos con objeto de conseguir cierto sentimiento de seguridad, viviendo únicamente el momento presente, tomando la calle como lugar de encuentro y la violencia como instrumento de defensa y de obtención de poder.
La solución para ellos es, según Enrique, proporcionarles el amor, de manera
incondicional, del que nunca han gozado. Por medio de ese amor se consigue
que crean en ellos mismos y recuperen la fuerza y la autoestima necesaria para luchar por sus derechos, siempre con paciencia, confianza y apoyo, pero sin olvidar que, para que sea duradera la estabilidad de los muchachos es necesario que posean un empleo que les permita obtener una autonomía".

LIBROS PUBLICADOS

¿HAY QUE COLGARLOS?, 'DIOS ES ATEO' Y 'LA FE Y LA ESTAFA' (Ediciones Quilombo).
Las tres publicaciones nacen de las vivencias acaecidas desde que abrió la parroquia a chavales de la calle. En los años 80 llamaron a su puerta, pidiendo ayuda, jóvenes que habían caído en la trampa de la heroína.

PREMIOS
Pere Casaldaliga 2.007
Solidariedade Nacional.
ETNOSUR 2.007 (Compartido)
ALANDAR (Compartido)

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La Procuradora exige a Asturias que mejore la atencion a los menores



Asturias carece de un modelo concreto de atención a los menores no acompañados que residen en centros de acogida. Así de claro lo dice María Antonia Fernández Felgueroso, Procuradora General de Asturias, en su informe sobre la situación de este colectivo presentado ayer en la Junta General del Principado.

El avance de la investigación recomienda a la Consejería de Bienestar Social que acometa una serie de medidas para mejorar la situación de los menores alojados. Reclama primero que establezca un análisis de situación, de las demandas y de las previsiones del fenómeno. Solicita también un estudio de los recursos y medios disponibles y, en su caso, de los que serían necesarios.

El informe de la procuradora insta también a la Administración del Principado a articular los mecanismos de coordinación entre Bienestar Social, Educación y Salud para lograr una atención integral de los menores. Lo que siguen son las principales recomendaciones de la procuradora.

ACCION PROTECTORA

Reducir las demoras en las distintas fases.

La procuradora recomienda específicamente agilizar las distintas fases del proceso de protección de estos menores. Así, reclama a la Administración que facilite la atención inmediata, acogimiento incluido, de estos adolescentes aunque se tengan dudas sobre su minoría de edad.

Solicita también que se cumpla la limitación temporal de 45 días que fija la ley para la estancia de los menores en la unidad de primera acogida.

El trabajo conocido ayer insta a la Administración a asumir la tutela del menores de forma inmediata para evitar que, durante la fase de estudio sobre las circunstancias del afectado, el adolescente quede privado o aminorado en sus derechos.

Las posibles repatriaciones, la procuradora es clara y afirma que la oportunidad de retorno sólo deberá ser apreciada cuando existan garantías en el interés superior del menor.

Asimismo, el informe solicita a la Administración que documente al menor y tramite su residencia con la mayor agilidad posible y sin esperar a los nueve meses previstos en la ley.

Sería aconsejable, dice el informe, la elaboración y entrega a los menores de un documento provisional que les permita realizar las gestiones de la vida diaria. Fernández Felgueroso solicita también, que culminada la estancia del menor en la unidad de primera acogida, la Administración, previa audiencia con el afectado, dicte una resolución expresa y motivada sobre la mejor medida de protección aplicable.

Preparar a los menores para su inserción laboral

Por ello resulta imprescindible, según la procuradora, la adopción de programas específicos de inmersión lingüística.

Fernández Felgueroso recomienda acompañar la inmersión lingüísticas de acciones formativas que preparan a los menores para el empleo.

La Administración debe garantizar también que los menores sean informados plenamente y en un idioma, que entiendan las pruebas y revisiones médicas que se les practiquen y los posibles tratamientos.

El informe de la oficina de la procuradora subraya que el consumo de sustancias tóxicas es residual y solicita una mayor atención por parte del sistema sanitario para esta problemática.

Informe

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